La tierra se formó hace aproximadamente 4500 millones de años.
Aparecieron las primeras moléculas capaces de establecer patrones para dar
origen a otras moléculas. Esto es, era posible crear moléculas complejas con
formas relativamente estables. Pero hace 3800 millones de años, mas o menos el
séptimo día, aparecen sistemas de moléculas interactuantes bien delimitados y
cerrados. A esto le podemos llamar célula. Estos
sistemas tenían control sobre la entrada, la retención, la salida de moléculas
y también sobre las reacciones químicas internas. En este momento, podemos
empezar a hablar de evolución biológica. Las células se vuelven importantes por
su capacidad de capturar energía y autoreplicarse (hacer copias de si mismas).
Lo anterior quiere decir que todos los organismos estaban compuestos de una
sola célula. A este tipo de organismo se le llama procariotas,
pues no tenían membranas internas que la dividieran en compartimentos.
Las células estaban confinadas a los océanos, ya que era la única manera en
que estaban aisladas de los rayos ultravioleta que destruían su estructura.
Pasaron 2000 millones de años, hasta que fue posible aprovechar la energía del
sol en el metabolismo (los procesos energéticos
dentro de la célula). Esto es lo que hoy conocemos como fotosíntesis.
Las procariotas entonces comienzan a tomar materiales del ambiente, pero usan
la energía del sol para metabolizar estos químicos. Esto no necesariamente
permitió que las células pudieran abandonar el mar, ya que igualmente seguía
existiendo el peligro de los rayos ultravioletas.
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